En “La religión dentro de los límites de la mera razón”, Kant afirma que “el hombre es malo por naturaleza”. Esta aseveración ha llevado a malentendidos en la literatura en varios niveles. Uno de estos se basa en la falta de atención dada al hecho que Kant intenta demostrar esta afirmación mediante una “investigación antropológica”. Por otro lado, es común interpretar este pasaje a través de lecturas como la de Allison, quien sostiene que la prueba es a priori y, por ello, carece de elementos empíricos. Sin embargo, los defensores de ambas posiciones creen que tienen evidencia textual que respalda sus argumentos. En este sentido, basándonos en lo argüido por Forschner, se propone que la prueba es, de hecho, de naturaleza antropológica y que no hay evidencia textual ni sistémica que respalde posiciones como las de Allison.